Autocuidado emocional en personas LGTBIQA+
Aprendiendo a cuidarme mejor
Intentar superar una experiencia dolorosa mientras que me machaco por lo que pasó, por cómo actué, o por lo que debería haber hecho en aquel momento, es tremendamente difícil, además de que me dolerá mucho más.
Con ello, gestionar cualquier malestar de la forma más adaptativa posible va a depender, sin lugar a dudas, del valor que me doy, de cómo me cuido, y cómo regulo mis emociones.
Las personas que pertenecemos al colectivo hemos vivido demasiadas veces experiencias tensas, desagradables o dolorosas:
En todos estos casos, puedes tender a autoabandonarte: no te valoras lo sufiente, no confías en poder salir del bucle, no cuidas tu alimentación o tu imagen… O BIEN puedes tratar de respetarte, tratar de entender tu proceso, ser compasivo contigo.
¿Qué pensarías si «un amigo» aprovecha que estás mal para echarte cosas en cara, criticar continuamente todo lo que haces y provocar que te sientas aún peor?
Exacto, ese comportamiento destructivo es el que tienes contigo mismo y se encarga de retroalimentar tu malestar.
Te conviertes en tu peor enemigo.
De esa misma manera tienes que cuidarte tú. Echa un vistazo:
¿Cuántas veces has aguantado comentarios hirientes “para no discutir”?
¿Cuántas veces has sonreído cuando querías llorar?
El autocuidado emocional implica reconocer tus emociones, validarlas y darte permiso para sentir sin culpa.
Las amistades seguras, las comunidades LGTBI, los entornos donde no tienes que explicar quién eres, sentirte visto y comprendido.
Todo eso también es autocuidarse, y sana.
Muchas personas hemos aprendido a compensar el rechazo desde la hiperexigencia. Necesitamos demostrar más, rendir más. Tienes la sensación de que debes compensar «ser LGTBI» siendo 100% productivo, sociable, amigable, estás para todos y en todo momento. Pero sentir agotamiento no es un estado natural.
Muchas veces, decir NO es autocuidado. Poner límites al desprecio, al chantaje emocional, al contacto que incomoda, a los silencios que duelen.
Poner límites es una forma directa de decirte: “Me merezco respeto. Aquí me protejo”.
Y sí: se puede amar y poner límites al mismo tiempo.
Crea buenos hábitos del sueño, desconéctate más de las redes, y descansa sin sentir culpa.
Nuestro cuerpo ha sido, a menudo, un lugar de batalla: juzgado, señalado, invisibilizado o fetichizado.
Cuidarlo es un acto personal de seguridad y confianza contigo.
Muévete sin verguenzas, aliméntate de forma saludable, acaricia tu cuerpo con afecto, respeta tus ritmos… Tu cuerpo no necesita cambiar para ser digno de cuidado.
¿Cuál será mi forma de cuidarme hoy?
Hazte esta pregunta cada día.
Y responde con amor y verdad.
¡Gracias por llegar hasta aquí!
Si te gusta lo que lees, si sientes que te representa, si te apetece, puedes suscribirte a mi Boletín de Noticias y puedes escribirme para lo que quieras, estoy encantadísimo de leer tus reflexiones y todo lo que surja por tu cabeza.
¿Eres una persona profesional y quieres aprender más acerca de la Psicología Afirmativa LGTBI? Puedes acceder a FORMACIÓN o contacta conmigo y te informaré sobre las próximas convocatorias de cursos.
¿Necesitas acompañamiento psicológico especializado en Psicología Afirmativa? Contacta conmigo y hablamos.