Estoy convencido de que las Buenas Prácticas son mejores aún si se comparten, y de que el éxito de muchos procesos terapéuticos puede verse influido si nos enriquecemos como profesionales y compartimos nuestros casos, nuestras dudas, nuestro repensar continuo.
Compartir experiencias de casos entre profesionales es confidencial, riguroso y privado, pero es ejemplo de gratitud, de mejora continua y de formación.