Nuestra forma de pensar influye directamente sobre cómo actuamos y cómo nos comportamos con las personas de nuestro alrededor.
Las personas LGTBI+ hemos crecido sumando pensamientos cada vez más distorsionados sobre quiénes somos y qué sentimos, y nos hemos educado en entornos sociales difíciles, que nos generaban pensamientos negativos hacia nosotres mismes y hacia el mundo que nos rodeaba.